Hombre raigal nacido de los cueros,
conciliador de las tardes marabinas con la bruma
y el marullo del lago,
hombre de cálido tránsito y gestor de un sólido
movimiento,
compositor, poeta, amante de las callejuelas destruidas
del saladillo y eterno en su útero de Santa Lucía,
viva su vida y obra resplandeciente como
el relámpago del Catatumbo, viva su alma en versos, esquina
y ciudad.
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