domingo, 1 de septiembre de 2013

41 años

al entrar a una habitación un poco fría, desordenada me vi arrumado y solo, esperé un tantito de tiempo para observarme entre escombros de vida pasada, errores, gritos sordos, fiebres acumuladas, retazos de caras recostadas al lado del camino, sollozos entre candiles turbios que sentaban la tarde, no se que puedo hacer, solo un grito sería lo pertinente, el oprobioso tenor del canto doloroso de mamá, el amainado quejido de papá ante el estrépito lacerante que acude al verbo de mi madre, sueños rotos y una gran pregunta, que pasó? solo partidas cubren los últimos tiempos, las angustias persiguen y nos encuentran, somos cinco pero muy diferentes, allende los mares vive mi hermana, lejos de la tibieza, mi hermano sigue sonando campanas y estoy yo lejos aveces de mi mismo, sueño con el trazo devenido del descanso, me levanto del vidrio y vuelo de vez en cuando, las vidrieras me atrapan y me sorben, espero la oración de las alcayatas que se juntan y me regalan un pan dulce con algún comentario doméstico entre los verdugos de este tiempo, correr tras las sorpresas que eran envueltas en papel crepé y esperar, solo esperar, que esa viejita me diera una razón envuelta para seguir o recoger esta reguera de sueños, recuerdos, pasiones y espinas en los tobillos.


        

domingo, 18 de agosto de 2013

Mi corazón de callejón

Me perdía un rato de mis papás en el entramado de piezas que se amontonaban en el solar de mis abuelos, percibía con asombro la emanación de notas musicales que salían de sus ventanas, solía visualizar mundos desnudos en sus paredes, mis abuelos del callejón evitaban a todo costa que nos relacionáramos con esos inquilinos, entre ellos un fotógrafo cubano, un tío comunista entre trabajadores canarios y cumareberos, no se, recuerdo aromas difíciles de pieles cansadas, paredes
ahumadas, una mata de almendrón encerrada en una jaula junto a unos loros y una ardilla, mamá cuenta que Silva, mi bisabuelo, tenía una mona que era violenta y que tejió historias de maltrato doméstico, algún que otro amigo que querría pasarse con la pobre mona, solo ese olor a hierba quemada del pasillo rozaba los poster de la Brigitte y de los pininos de la Conchita Alonso, Ambar, la Sonora Matancera, Oscar De León, son sonido de esos días que vistieron de recuerdos los años  ochenta.



viernes, 5 de julio de 2013

Mi voz pequeña en el Tata Amaya

Con los tobillos tiernos y terrosos bailaba mi enclenque cuerpesito mal vestido en las gradas de aquel estadio vecino, ruido de aluminio al contacto del bateo de aquel corpulento hombre de tez negra multiplicado en el terreno, polvorosas almohadas como bases que explotaban de alegría y horror cuando eran pisadas con violenta guerra por estos fornidos promontorios, se notaba el juego, se sentía un esbozo mental en el desarrollo del juego, se incendiaba silente el beisbol, esas columnas de tierra que levantaban los guayos al rozar el diamante daba una sensación de desarrollo, el sol, el polvo, sudor y barro, montículo y patíbulo, uno que otro bateador maleta sobre ese home, visitantes y pueblo encontrados en una cháchara divertida y vulgar, una jerga útil y consustanciada con el escupitajo, el sudor hecho barro, ese templo de orines me recibió un día de tobillos también pelados y me propuso la narración del juego, sin dudar entré a la cabina de la mano de Emerdo quien sacó de un pañuelo oloroso a pino silvestre una moneda de cinco bolívares, empecé y narré con una fina voz de párvulo, mi madre al costado de ese estadio empezó a sentir en medio de la cocina la familiaridad de esa mi voz que se dejaba colar, suponía que yo andaba por el vecindario haciendo alguna otra cosa, la vida siempre atenta y con los micrófonos abiertos.

domingo, 30 de junio de 2013

comienzo de mi cuadernillo de soles y sudores.

Ciudad de trama compleja, lágrimas, sudor y risas nerviosas que estriban 
en los tubos oxidados del micro, esperanzas cortas por el designio del trópico, ruido que roza y rompe las mejillas del sol que agoniza en el asfalto.

                                         Gus, Maracaibo desde el centro y a pleno sol y con la mirada atenta.

 Un amigo de la ciudad respondió al mensaje de texto..." Pues si, tal vez esa ciudad sea un laberinto de tubos
oxidados y detritus, para su lectura tu eliges el color de la mirada, y solo entre textos es real.

                                          Miguel Angel Campos  1 y 27 min. de la tarde.

domingo, 23 de junio de 2013

Caribe soy

llegaba de la calle con el cabello algo desordenado y magullado por ese sol salado de Paraguaná,
ya de entrada alimentaba mi alegría de párvulo encerrado, llegaba, se sentaba con su cara alumbrada por el asombro que produce la casa como remanso y oasis, trabajo duro que la compañía le demandaba en sus puertas y salidas, el picó era lo que le inducía una profunda contentura, el me pedía que lo acompañara y le cambiara los discos, se paseaba en  las geografías mas exóticas del caribe, Carmen Delia Dipiní se lo llevaba pa Santurce y la sonora Matancera lo convidaba a escuchar los fenómenos que trinaban, Celia Cruz, Bienvenido Granda entre otros, esa relación de papá con el tocadisco y sus recuerdos era fuerte, me cuenta que cuando niño era una pasión escuchar a Noel Petro en un radio Alemán que abuelo Chindo tenía en esos tiempos de génesis paraguanera, sol, petroleo y bares de piel canela, radios que brillaban con esa música hermosa que salía de esos corazones de ron que nacían en la Habana, Quisqueya o algún barrio de Naguabo en Puerto Rico, siempre alegre y vagabundo en los recintos sagrados de un bar y a lo lejos el sonido de un Psiquiatra sonoro o rockola, la verdad que yo no cambio ni a papá ni a Leo Marini, son amores tejidos fuertemente en mi corazón caribe y dudo que la sensibilidad que me entregó ese momento no teja el resto de mi vida.



domingo, 24 de marzo de 2013

Días de gracia con Oswaldo Gomez

  Un día como cualquiera por el 2001 recibí una llamada un tanto extraña
al parecer un amigo de las cuatro cuerdas estaba con una dolencia difícil,
su gente próxima pidió que si podía me encontrara con ellos en el hospital,
no es de importancia referenciar el como me sentí y la interrogante de con que me iba a encontrar,
el caso es que cuando abrí la puerta de su habitación encontré a un hermano de madera fina
que abrigaba esperanzas... la alegría no se hizo esperar, me pregunté de donde había bajado
este extraterrestre, que porqué no nos habíamos visto o encontrado antes, Nebo me habló de mis
días difíciles del año 2000 donde compartimos hospital y que en algún momento quiso abrigarme
en mi dolencia casi mortal, nos vimos cuatro en manos en su casa en el año posterior, disfruté de su vida con su hermosa familia, me regalaron ese sonido inolvidable de su amistad y su apego a la vida que nunca a pesar de irse quedó sembrado en nosotros sus amigos.




domingo, 17 de marzo de 2013

Mirando al mar

Sucumbo al recuerdo de un mar que repartía su verde oloroso,
me retorcía la paz que subía a mis cobijas, un pie torcido era la
coartada perfecta para no encontrarme con la pizarra ni ese olor
a madera podrida que entorpecía mi recreo,
supe desde esos días lejanos que los tomates estrellados en el suelo
del pasaje Zeiter iluminarían mi temprana vejez,
lejos de allí recuerdo sus monzones que buscaban paso en la orilla de
mi ventana de aluminio,
esa brisa fresca me traía sorpresas y mensajes de otros tiempos, de
otras mejillas, ese tejido y dolorido vestido de paje que me costó una
paliza de mamá cuando hurgaba mi compostura ante el matrimonio
de una prima que no vi más, esa brisa sigue en mí con sus tomates y caracolas
tragedias de agua y soles infinitos de charco y ventana.




martes, 1 de enero de 2013

Desde mi sol a la luna del Boricua Roy Brown

con la cerveza en la mano, sentados todos los bohemios hablachentos que desgarrábamos la calle Carabobo, moríamos de pronto y tarde en la tienda de Angel Erazo, era una cuerda o dos que alumbraban nuestro verbo solariego y rancio, dispuestos a bebernos el mostrador si nos era posible, Ender Colina, El Canelo; orfebre y tocador del charango, Ilya, la bella Muriel, locos de noche y cuerdos hasta las 6 de la tarde, agosto asomó el canto de un hombre digno que nos visitaba desde su Isla Borinqueña, su sencillez dibujó un espacio para entregarnos su compromiso cantado, dominio de su trazo vocal y maestro de una realidad puntual que nos ofrecía sin complejos ni contradicciones, susurros de sorpresa por la casualidad de reconocerlo, es el Puerto Rico que canta, el que sueña, el que dice, años han pasado nada mas que quince, sigue cantando y luchando, me regaló una familia que amar y defender, Gracias Roy por estar siempre en el corazón de Maracaibo y proponernos ser Boricuas aunque nazcamos en la Luna.