domingo, 18 de agosto de 2013

Mi corazón de callejón

Me perdía un rato de mis papás en el entramado de piezas que se amontonaban en el solar de mis abuelos, percibía con asombro la emanación de notas musicales que salían de sus ventanas, solía visualizar mundos desnudos en sus paredes, mis abuelos del callejón evitaban a todo costa que nos relacionáramos con esos inquilinos, entre ellos un fotógrafo cubano, un tío comunista entre trabajadores canarios y cumareberos, no se, recuerdo aromas difíciles de pieles cansadas, paredes
ahumadas, una mata de almendrón encerrada en una jaula junto a unos loros y una ardilla, mamá cuenta que Silva, mi bisabuelo, tenía una mona que era violenta y que tejió historias de maltrato doméstico, algún que otro amigo que querría pasarse con la pobre mona, solo ese olor a hierba quemada del pasillo rozaba los poster de la Brigitte y de los pininos de la Conchita Alonso, Ambar, la Sonora Matancera, Oscar De León, son sonido de esos días que vistieron de recuerdos los años  ochenta.



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