domingo, 12 de febrero de 2012

Don Cheo Hurtado diapasón de la Angostura



Empinada, Caminando, dolida esta cuesta me encontré como siempre con mi hermano Elvis Martinez, eran las tantas de esa mañana onírica y fresca. La noche anterior estallaban
a mi lado las Pirastro de ese violín que amo y ese sonido ronco y jefe del contrabajo...algunos tragos y valses de gente que se acercaron a la vida a regalarnos un momento que se perpetúa en nuestra vida de cuatros, flautas, violines, mandolinas, décimas y símbolos sonoros que emitidos nos transportan a otros tiempos de caminos pedrosos y de una autarquía ausente, ese camino era duro y al lado recuerdo algunos pinos que hacían el margen de este tránsito...pudo haber sido Cumarebo a algún pueblo de esa costa dura y montañosa que tiene orillas y sonidos de mar y vientos...al llegar nos esperaba un viejo amigo sentado sobre un taburete donde se veia claro la huida de la fibra vegetal...me incliné y no respondió a la cercanía, Elvis imitando el gesto que yo había hecho, sintió nuestra presencia muy cerca y nos miró con sorpresa encendida al uno y al otro...no ponunció palabra alguna, solo sonrió y el encuentro se tornó agradable...esperado, necesario...nos orientamos a un ser extraño que estaba al lado derecho de mi hermano Israel quienes aparecieron en esa brizna del sueño y parloteaban discretos y reflexivos...dos seres que compartían serenidad y conocimieno mas allá de libros y estantes, el, ataviado de indumentaria campesina y que mantenía un bastón que delataba autoridad y que de vez en vez indicaba o acentaba su verbo seguro y ligero, el bigote de mostachos pronunciados en una suerte de acomodar su discurso y el lado derecho de la cara...dijo: El maestro ha sido formado durante siglos, en el viven los laudistas improvisadores del siglo XVI junto a los tañedores del pueblo que ha reconocido y amado en esta vida...tradición, Mística y entendimiento, está hecho de un tronco fino y oloroso...suena y vibra...vive y aprendemos, pero el no tiene la culpa...miré a los ojos a mi hermano quién traducía sus movimientos en acuerdo, miré a Elvis y a Cheo, solo pude decir con respeto: cada cultor es un planeta!

Gustavo Colina


descripción de un sueño de hace unas noches.


1 comentario:

PATACON.COM dijo...

Que hermosura! Elegante doble prueba de lo invencible del alma que corre desde del Orinoco hasta el Pacífico: si las manos del maestro Hurtado pueden hacerle contar semejante historia al cuatro, y si en las manos del maestro Colina ya se adivina el próximo capítulo, entonces queda claro: no hay porqué tener miedo, a nada.