viernes, 26 de noviembre de 2010

Al niño de cepillao Anibal Rodriguez


Era tarde de sol apretado en Maracaibo, veníamos cruzando hacia la plaza Baralt y entreverando vivencias, solo el sabe de nubes y pegasos, de alas extendidas y boleros indefensos ante la brisa arisca de su Mauroa Querido y vivido, chico para siempre de huesos cortos como las mangas de su chaleco, su cara está llena de sorpresa y su andar se confunde con los trazos de Hung y Mendoza, mira de repente sorprendido por su propia exclamación y mirando a mi niño dice...Estoy esperando volver a volar, ya cuando niño y subía a la copa de los árboles cazaba estrellas y dormía entre nubes...Que tiempos aquellos ! ...Un día crecí y las alas se me cayeron, no importa, me van a crecer de nuevo.

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