martes, 2 de noviembre de 2010

con el corazón de semeruco


1972 y tantos meses comienzo de la vida, casa de mis abuelos en Nuevo Pueblo, amarillas sus paredes todas y la perrita Diana era dueña del solar y el retozo, una ceja de la ventana dejaba pasar un rayo de luz que se estrellaba con una tinaja fresca que saciaba nuestra sed con una totuma, un cuatro de vez en cuando en la pared acariciaba las décimas que solía cantar mi abuelo Chindo entre los cuentos, chistes y vivencias en la Paraguaná de abrojos y madrugadas de agua, una gigante arepa brotaba de las manos incansables de abuela Julia y anunciaba nuestro último espectáculo de la tarde, los crepúsculos que hacían rizado y rojizo el cielo y con el la llegada de los hombros de mi papá que me llevarían de regreso a mi núcleo recién nacido.


Gracias a ustedes Abuelos queridos , se les ama con el corazón de semerucos que ustedes me pusieron

3 comentarios:

Albertomedina dijo...

Es la estampa bonita de Paraguaná. La querendona, la de las interminables historias que se inspiran en la frescura del monte recien bañado por la llovizna, o la brisa que no cesa de acariciar. Es cariño y afecto sembrado, y que se niega a morir... es la Paraguaná de su gente...nuestra gente. Saludos

Anónimo dijo...

Hermano las semillas puestas por esos abuelos han germinado en tus manos cada vez que tocas ese guitarron gigante de tripas y madera que se llama cuatro andariego, trotamundos y de tu don de gente y como germina, ya era hora que nos contaras el rebote de esa luz que atravesaba esa rejilla y chocaba con tu alma. Realmente esa chispa pone alas en las manos de cualquiera y que bueno que fue a ti que hoy te disfrutamos en esa sabiduria anciana que te pusieron en la arepa que alimentó tu alma.kacho montalvo, desde la otra orilla

Anónimo dijo...

Alberto y Kacho , les agradezco sus palabras , estamos comenzando y me honran sus comentarios y compromisos con la palabra que ejercito , se les quiere mucho hermanos.